lunes, 14 de marzo de 2011

Educación de Usuarios

El principal objetivo de toda unidad de información, llámese centro de documentación, centro de información, sistema nacional, red regional, o biblioteca, que es el término más difundido, es servir a sus usuarios; estos son no sólo una parte esencial, sino el eslabón final de la cadena de transferencia de la información.
Dentro de este contexto, destaca la carencia de una cultura bibliotecológica, la que trae como consecuencia que en general, solo una pequeña parte de la comunidad de una institución, haga uso de los diversos servicios que le ofrece su biblioteca.
Concepto de usuario
Es frecuente que al definir este concepto, se hable de sus categorías, pero realmente qué es el usuario o lector, según el Pequeño Larousse:
Usuario es el que habitualmente utiliza una cosa y Lector es el que lee.
Se suele clasificar a los usuarios de la biblioteca en: Usuarios reales, que son los que asisten a la biblioteca y hacen uso de sus servicios en forma esporádica o sistemática y son, por lo tanto tangibles, concretos y verdaderos y, Usuarios potenciales: o sea, toda la comunidad de la institución a la que la biblioteca debe satisfacer sus necesidades de información y que por lo mismo son posibles usuarios de los servicios bibliotecarios.
Necesidades de los usuarios
Las necesidades manifiestas, que son generales, prioritarias, se basan en el sentido común y para ser detectadas no requieren de técnicas tales como encuestas, inventarios, listas checables o cualquier otra.
Se identifican en primer lugar observando y analizando aspectos como: usuarios existentes contra usuarios potenciales, incorporación de nuevos usuarios, modificación o introducción de rutinas, servicios, equipo y ampliación de instalaciones.
Las necesidades encubiertas, por otra parte, son específicas en un determinado nivel funcional y en un grupo específico y requieren para ser identificadas de una investigación minuciosa y sistemática.
Es importante que los profesionales de la bibliotecología no piensen en las necesidades de información como un infinito crucigrama de preguntas para las que sus servicios deben proveer la respuesta correcta, sino que deberían buscar qué respuesta deben dar y qué necesitan para ello, así como reconocer que la eficiencia de una biblioteca, no se mide por la cantidad de volúmenes que posee o lo bien organizada que esté, sino por la satisfacción que se logre en los usuarios.


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